Bailar en el agua y dejar que el cuerpo sumergido encuentre el ritmo. Bailar mirando cómo nuestros pies descalzos saltan en cámara lenta y regresan al fondo celeste de la piscina. Bailar con el pelo mojado y peinado hacia atrás. Bailar bajo el sol y mojarse en seguida para burlar al calor. Bailar como los delfines y descubrir la cadencia. Bailar en el césped para secarse. Bailar cuando el cuerpo ya esté seco nuevamente y pida frescura. Bailar hasta el atardecer, hasta que la piel se arrugue y no haya sol para placharla. Bailar hasta que el viento enfríe y no quede otra que volver a bailar.
Photo by Etienne Girardet on Unsplash
0 comentarios:
Publicar un comentario